Lo que nunca se nos ocurriría hacer en España, en la India es nuestra norma: visitamos sus lugares sagrados.En Leh contratamos a un conductor e hicimos la ruta del budismo. Empezamos por Thashik, un monasterio donde todas las mañanas a las seis en punto más de cuarenta monjes se reúnen para salmodiar las oraciones matutinas. Admiten visitantes y aquel día, cosas de la temporada baja, éramos los únicos occidentales y nos miraban casi con tanto asombro como nosotros a ellos. El ritual duró dos horas. Niños y viejos entonaban mantras, tocaban trompetas, tambores, un gong, luces, sombras, bostezos... El sonido del budismo más puro, suponemos.Durante...