Osho, el de los 93 Rolls Royce, fue uno de los más famosos y controvertidos líderes espirituales de su tiempo. Creó el movimiento Rajnísh y descubrió que uno podía iluminarse a través del sexo, entre otras cosas. Fue en la década de los 60, así que le salieron acólitos como champiñones en campo otoñal. Su verdadero nombre era Chandra Mohan Jain, luego se hizo llamar Acharia Rajnísh, más tarde Bhagwan Shri Rajnísh y, al final, simplemente Osho, y fue famoso, además de por su actitud liberal hacia el sexo, por su carácter polémico. Combinó el budismo zen con el pragmatismo filosófico y desarrolló programas de meditación, pensamiento libre… y las masas espirituales lo siguieron por el mundo. Se cuenta que organizaba orgías multitudinarias en las que, cada vez que él daba un golpe de bastón, todos tenían que cambiar de pareja.Hizo una fortuna porque, aunque sus enseñanzas no eran originales, sino que procedían de las filosofías orientales y occidentales, Osho tenía un agudo instinto comercial. Su vida es muy interesante y en Wikipedia uno se puede hacer una idea.
En la entrada de su ashram un señor vestido de granate nos indicó que las fotografías estaban prohibidas y que había una serie de condiciones para acceder al lugar sagrado. Teníamos que pagar 1.600 rupias (veinte euros), hacernos la prueba del VIH (¿...?) y… quitarnos toda la ropa.
Dijimos adiós al momento ashram, al espíritu de Osho y al gato de la entrada y usamos el dinero en algo mejor: en este hotel de diseño a precio local, en el que hasta el papel higiénico olía bien. Era tan pijo que cuando nos vieron aparecer no sabían a qué atenerse con las mochilas. Las dejamos en recepción, haciendo como que estábamos acostumbrados al boato, y nos fuimos a ver el palacio del Aga Khan, que ocupa un lugar especial en los corazones de todos los indios y, desde ese día, también en el nuestro.
El 9 de agosto de 1942 se convirtió en el hogar (y prisión) de Gandhi. Allí lo mantuvieron bajo arresto domiciliario durante 21 meses, junto su mujer Kasturba, que falleció entre sus muros en 1944.
El príncipe Karim al-Hussayni, Aga Khan IV, donó el palacio al gobierno de la India en 1969, y se convirtió en un monumento a la memoria y filosofía de Gandhi.
Más tarde, antes de salir hacia Goa, fuimos al cine y vimos una película tierna, preciosa e inspiradora. Y nosotros, que solo sabemos ponernos de acuerdo jugando al piedra, papel o tijeras, esta vez lloramos juntos con los ojos clavados en la pantalla. Como niños.

2 comentarios:
Con tanta espiritualidad, el Nirvana se les quedará corto
Llevamos tanto camino de retraso que difícilmente llegaremos más allá del namasté...
Publicar un comentario