CAMBIO A MI MADRE POR UN CAMELLO. MEJOR VER

Nuestra dosis diaria de aventura marroquí

Rabat, primera parte

¿ Cuando salí de Salé dejé enterrado mi corazón.

CHAOUEN

¿El lugar donde todos los días las cicatrices se marchitan.

Franco, ese hombre

¿ Españoles, el secreto mejor guardado de Chefchaouen.

Morgan, puedo yo foto with you?

¿En cada bazar hay una sorpresa a la vuelta de la esquina...

Ouarzazate, cámara... acción

¿Visita a la meca del cine en África.

Gofio bereber

¿"El sahariano", sabor canario en un zoco de Agadir.

Fez, ciudad imperial y acongojante

¿Recorremos la medina de las nueve mil calles entre cabezas sangrantes de camellos, vendedores ambulantes y, glubs, navajeros por doquier.

Los huevos sobre la mesa

¿El día que Guille miccionó... en la recepción de un hotel.

jueves, 26 de julio de 2012

5 días y mil y una noches


En nuestro camino de Delhi a Bikaner, el guía fue nuestra perdición. Conoce las carreteras menos que nosotros y, si no fuera porque no habla ni inglés ni español ni el lenguaje de signos (ni ningún otro, porque no lo hemos escuchado todavía decir una palabra) y no tenemos forma de comunicarnos con él, ya le habríamos dicho que adiós muy buenas. En resumen, podría ser buen alcalde en cualquier ciudad de España porque sólo le harían falta 200 asesores para hacer su trabajo.
En fin, nos condujo ocho horas por el desierto totalmente desorientado, sin un alma por el camino, sin cambiar el gesto ante nuestras preguntas, sin agua, sin comida, sin baño. Pero, por los clavos de Krishna, cuando creíamos que todo estaba perdido, que nunca llegaríamos a nuestro destino, que una bomba de diarrea explotaría dentro del coche matándonos a todos en el acto…. llegamos, por casualidad, a Mandawa, un pueblecito lleno de havelis (mansiones antiguas de ricos comerciantes) en ruinas. Allí nos esperaba un hotelito con pinta de palacio de cuento oriental y precio de bazar.
Tuvimos que regatear lo nuestro, pero mereció la pena.


Namastepensamiento (profundo) de Guille:
En la India somos dueños de nuestro tiempo.

lunes, 23 de julio de 2012

Delhi follonero

Hoy hemos sudado a base de bien. Y discutido. Con conductores de rickshaw (los que, camino de la estación de tren, te dejan tirado en la tienda de su primo para encasquetarte algo), con los liantes que te acribillan a mentiras para embaucarte, con el del hotel que te quiere vender su excursión a precio de oro, con el que te persigue por las calles mientras le dices que no quieres ser su amigo y que no, que definitivamente no le vas a dar unas rupias, con el del bazar que te maldice si no le compras algo, con el del rickshaw, otra vez, porque pretende cobrar el doble de lo acordado, y con el del hotel (con otro) que no te arregla la conexión a internet y lo mismo le da. Esto hace un total de siete discusiones y un día. Si pagaran la discusión a 25 pesetas tendríamos para otra noche en Delhi.




Perro flaco merodeando

Pero, a lo mejor porque no nos queda otra, estamos tan encantados que los contratiempos discutitorios nos parecen divertimentos irrisorios, y estos que nos estafan continuamente hasta simpáticos (ay, cabroncetes…). Además, como seguimos diciendo que somos de Juan Gopar cuando nos preguntan por nuestro país, y eso es cada cinco minutos, estamos bastante entretenidos.

Y encima… ¡lo buena que está la dosa masala!

Como ya tocaba, también hemos planificado los próximos días y, por fin, cerramos un plan: mañana salimos hacia Rajastán, el caluroso oeste, donde haremos un indian tour con conductor empezando por Mandawa. Y después Bikaner, Jaipur, Jaisalmer, Pushkar, Udaipur y lo que nos dé el tiempo y las ganas, durante dos semanas, antes de llegar al plato fuerte: Agra.

Namastepensamiento de Guille:
Los sij… ¿se acuestan cada noche con el turbante o se lo hacen todos los días?

domingo, 22 de julio de 2012

Ratas voladoras

Sobre nuestra llegada a Delhi, después de 30 horas de viaje, mejor no hablamos hasta que se nos pase el trauma. Sólo decir que casi nos secuestran.

Por lo demás, éste es un sitio increíble, marciano… hay que asimilarlo antes de poder contarlo.

Hoy por la mañana un tuc-tuc nos llevó a Connaught Place, una zona de mucho movimiento donde nos entró aprensión y hambre al mismo tiempo (quizás porque una rata nos cayó encima después de un triple salto mortal desde una ventana), por lo que decidimos comer en un restaurante que resultó ser superlujoso. Como no entendíamos la carta, elegimos a voleo, y por 1000 rupias (7 euros cada uno) rebañamos los platos hasta dejarlos más limpios que antes de que nos los sirvieran.

Nos atendieron a todo trapo, el sitio era precioso y la comida rica hasta decir om, pero lo más curioso es que tenían una raqueta que hacía descargas eléctricas en las moscas y las dejaba fritas en el acto. Después ver cómo se cargaban unas cuantas supimos que queríamos volver. Ya tenemos mesa y dos raquetas reservadas para septiembre.
Killer Raqueta en acción (y camarero con cara de póker)
Namastepensamiento de Guillermo:
Consejo para liloncillos: en la India no te fíes ni de tu padre. Si preguntas por un hotel, te dicen que el tuyo se ha quemado, pero conocen ocho donde llevarte en menos que canta un gallo. Si quieres ir a un restaurante, te comunican que está de obras, y te meten en el de su primo o te la meten doblada, lo mismo les da a los muy cucos.

sábado, 21 de julio de 2012

Viernes y sábado viajero

Para el viaje hemos comprado tres kilos de fruta. A ver dónde termina.
Y ahora sí, seis horas de avión y llegamos por fin a la capital de Uzbekistán que a decir de Wikipedia es Tashkent.
Nada más entrar en el aeropuerto nos tropezamos con un calor a mansalva que nos avisa de lo que vamos a pasar en la India y con una alfombra enorme para los rezos donde dan ganas de echarse una siestecilla. Seguimos explorando.
Los uzbekos hablan un ruso con acento gallego. En el aeropuerto hay sólo dos negocios: una tienda duty free que vende los magnets que suben el listón de objetos más feos del mundo y un restaurante raro donde las moscas revolotean alrededor de dos tíos que hay durmiendo a pie de barra, a los que nos sumamos. Dormimos como angelitos, abrazados, pero no entre nosotros, que aquí está mal visto, sino a nuestras mochilas, rodeados de policías uzbekistanos que parece que acaban de llegar de una guerra.

Por delante nos esperan doce horas de aeropuerto.
Los tres kilos de fruta empiezan a pudrirse, pero nos da pena tirarla y decidimos seguir cargándola.
Para entretenernos Guille me enseña a barajar, jugamos al póker, hacemos guerra de sudokus y empezamos a ver una película en el ordenador mientras nos acomodamos en un sofá lleno de manchas marrones. Nos dormimos, otra vez, a los tres minutos. La pared del aeropuerto es dorada y las azafatas van con zapatillas de andar por casa. A ver si sale una y le podemos hacer una foto.

Qué hambre. La fruta ya está en la basura. Nos llevan a otra terminal, más nueva, donde hay internet, y ahora sí que estamos entretenidos. Ahí va el post.así que aprovechamos para escribir el blog lo siguiente: FAMILIARES Y AMIGOS COTILLAS: ESTAMOS BIEN. ESTAMOS ENCANTADOS.
Namastepensamiento de Guille:
“Consejo para ellas: en los baños de Uzbekistán poned los pies en las marcas indicadas en el suelo para dicha función, o correréis el riesgo de mearos los pies. Me han prohibido contar cómo lo he descubierto”.

miércoles, 18 de julio de 2012

Lo que pasa en la India no se queda en la India

Lo iremos contando aquí.

Llegamos a Delhi el domingo 22 de julio. Con Uzbekistan Airways, que es como decir ¡con un par!

Om mani padme hum

Uno a uno

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